lunes, 19 de noviembre de 2012

El cultivo del álamo en Valle Medio: El potencial maderable llega a siete millones de m³

El 55% del suelo presenta  indicadores de calidad compatibles con una muy alta productividad.Los mapas de aptitud son claves para un desarrollo forestal sustentable.
 
En la actualidad ya casi no se cuestiona la idea de que el aprovechamiento de la tierra debe realizarse siempre sobre una base sustentable. En este sentido, en el análisis de cualquier tipo de emprendimiento se torna necesario incorporar la noción de preservar para las generaciones futuras una cantidad de recursos suficiente para que puedan satisfacer sus necesidades. Consecuentemente, el uso que se haga de los mismos no debe degradar progresivamente la tierra. Es indiscutible que la política forestal, tanto a nivel mundial como local, debería girar alrededor del concepto de sustentabilidad.
El año pasado se realizaron en la ciudad de Neuquén las Jornadas de Salicáceas. En esa oportunidad el ingeniero agrónomo Juan Manuel Mendía (*) y M. Serventi, alumno de la institución, presentaron el trabajo "Evaluación del suelo para plantaciones de álamo en el Valle Medio de Río Negro, República Argentina". En el estudio se señala que "muchos cambios del aprovechamiento de la tierra causan una pérdida inicial de los recursos; por ejemplo, cuando se desbroza el bosque para la agricultura siempre se produce una pérdida del hábitat forestal y de fauna silvestre, así como de suelo y de nutrientes acumulados". Estos efectos negativos producto de ciertos manejos de la tierra, sumados a la idea de desarrollo sustentable mencionada, ponen de manifiesto la trascendencia de analizar el potencial del suelo antes de iniciar una actividad productiva. Al respecto, Mendía destaca que no sólo hay que calcular si una zona es físicamente apta sino también si es importante que esta tierra sea aprovechada de una manera particular; por ejemplo, las zonas protegidas para conservar la biodiversidad o para prevenir la invasión urbana en zonas rurales de calidad.
La evaluación de la aptitud de una superficie conlleva generalmente responder dos preguntas básicas: cuáles son las mejores superficies para poner en práctica un determinado tipo de aprovechamiento de la tierra y cuál es el tipo de aprovechamiento más indicado para una determinada superficie de tierra. De acuerdo con el trabajo presentado por Mendía y Serventi, el procedimiento de evaluación se puede simplificar de la siguiente manera:
1. Describir tipos de aprovechamiento de la tierra que resulten prometedores
2. Determinar las necesidades para cada tipo de aprovechamiento del suelo
3. Realizar los estudios necesarios para trazar mapas de unidades de tierra indicando las cualidades requeridas para una producción sostenida
4. Comparar las necesidades de los tipos de aprovechamiento de la tierra con las cualidades de cada unidad de tierra para definir una clasificación de aptitud de la misma.

El caso de Valle Medio
El cultivo del álamo en esta zona del río Negro ocupa una superficie aproximada de 1.000 hectáreas bajo riego. La disponibilidad de agua y de extensiones de tierra en la región resalta la importancia de una elección de indicadores de calidad del suelo al planificar las futuras localizaciones forestales en las áreas irrigadas. En el desarrollo de una planificación forestal sostenible es necesario contar con mapas de aptitud que indiquen para cada especie o cultivo seleccionado una estimación del potencial en términos de rendimiento.
En el trabajo presentado por Mendía y Serventi en las Jornadas de Salicáceas 2011 se incluyen los mapas de indicadores de calidad del suelo y el mapa del índice de aptitud forestal para el Populus canadensis cvI 214 (ver en recuadro un detalle de la construcción de este índice). De acuerdo con los resultados obtenidos, más del 45% de la superficie regable presenta indicadores de calidad de la tierra compatibles con una muy alta productividad esperada para este cultivo. Más del 10% de los suelos poseen una clase de aptitud alta (IAF 80-60%), cerca del 20% moderada (IAF 60-20%) y algo más del 20%, baja (IAF < 20%).
En la publicación referida también se muestra el rendimiento estimado a los diez años en áreas bajo riego en la zona en cuestión. En términos de volumen maderable, para el área de Valle Medio el potencial maderable es de 7 millones de mv a la edad de diez años y considerando una afectación de 17.000 hectáreas (clases muy alta y alta).
Las clasificaciones de aptitud del suelo para un uso determinado con pronóstico de rendimiento son un paso importante para la toma de decisiones en términos de proveer un soporte técnico y económico para determinar el potencial maderable de un área.


(*) Titular de la cátedra Manejo y Conservación de Suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Comahue.
 
Fuente: Río Negro