Hacia finales de los 90 la crisis económica afectó la actividad
maderera local y provocó el cierre de numerosos aserraderos. Tras una
década, superada dicha crisis y favorecido por la devaluación del dólar,
el sector recupera competitividad y se intensifica la producción de
derivados de la madera. Para los años 2002/2003 se estima el consumo de
rollizos de álamo de la industria regional en aproximadamente 261,5
miles de toneladas, a lo que se suman unas 20.000 toneladas de rollizos
enviados a otras provincias sin industrializar.
El valor de los
productos obtenidos a partir de estas toneladas asciende a más de 25
millones de dólares.
En lo que respecta a la
demanda de envases para frutas, habría alcanzado los 12,5 millones de
unidades. La misma se encuentra concentrada en un reducido grupo de
empresas exportadoras que utilizan cajas de cartón para la exportación
de peras, manzanas, duraznos y ciruelas (con excepción de la pera
Williams, el producto estrella del Valle, y parte de la manzana de
mercado interno). Paralelamente este sector muestra un consumo
significativo de pallets, especialmente sin retorno. A diferencia de la
fruta, el consumo de envases en la actividad hortícola es moderado y se
estima en dos millones de unidades. El uso de envases de madera para
productos hortícolas en la región es inferior al 13% del total de los
fabricados.
En la actualidad se estima que se encuentran en
funcionamiento unos 60 aserraderos que emplean a unos 1.200 obreros
entre personal permanente y temporario (en el período 2002/2003 este
número llegaba a 2.000). Los altos costos de producción por falta de
reconversión tecnológica, juntamente con el ingreso de partes de envases
bajo el régimen de admisión temporaria desde Chile –ver nota central–,
son las causas principales de la situación analizada. Sin embargo, la
demanda de madera en la zona es sostenida, lo que obliga a recurrir a la
región mesopotámica. Al respecto se estima que ingresan anualmente a la
región unos 15 millones de pies cuadrados de madera de eucalipto y
pino, que en cifras significan unos 8 millones de dólares.
A
través de un proyecto regional con objetivos claros orientados al
desarrollo de una fuerte actividad forestal y la reconversión industrial
a través de líneas crediticias a esta actividad, en pocos años no sólo
se podría revertir sino también incrementar la cantidad producida y
transformar al sector en una alternativa sustentable de producción, ya
que la madera de álamo, además de su uso en fruticultura, tiene muy
buena aptitud para la construcción, la industria del mueble y la carpintería, así como para muchas otras aplicaciones.
Autores: Julio García (*)
Norberto Serventi (**)
(*) Técnico regional de la Dirección de Producción Forestal - MAGyP
(**) Consultor privado
Fuente: Diario Río Negro