Las islas constituyen un escenario más que apto para la realización de desarrollos forestales bajo un sistema de plantación a raíz profunda.
Hace cuatro años surgió una nueva iniciativa privada para aprovechar la superficie de una isla ubicada sobre la margen norte del río Negro en proximidades de Guardia Mitre, donde no existe riego público.
Estas extensiones de tierra plantean un desafío en cuanto a que pueden presentar condiciones de suelo muy diferentes entre distintas islas y en una misma, lo cual obliga a hacer las cosas bien, pensando y adaptándose a las condiciones que impone la madre naturaleza (morfología del terreno, presencia o no de monte, tipo de monte, etcétera). La isla en cuestión tiene una superficie aproximada de 200 hectáreas y alcanza un ancho de entre uno y dos kilómetros.Consecuentemente, en la zona media se presenta una situación de napas profundas (de 2,5 a tres metros) donde se requiere maquinaria apta para llegar a tal profundidad. Cuando los recursos propios son escasos y el acceso al financiamiento y a subsidios económicos es dificultoso, el amor por la tierra y el ingenio de los productores logran vencer los obstáculos. Esto fue lo que ocurrió en la explotación referida cuando modificaron una torre de tractoelevador mediante la colocación de un motor hidráulico al que se conecta la mecha de hoyado mediante una cruceta para realizar hoyos profundos.
En lo que respecta a la metodología de plantación, el marco escogido permitió alcanzar una densidad de entre 500 y 600 plantas por hectárea, lo que haría posible obtener mayor cantidad de madera con un plazo de corte menor. Además, desde el sector han destacado que las forestaciones de álamos en las islas presentaría una mejor performance, en términos de tiempo, frente a las realizadas en los bordos de acequia. Lograr un desarrollo más rápido de los árboles es una gran ventaja en un negocio en el que el capital se inmoviliza por un plazo promedio de 15 años (primer turno de corte). Un tema que preocupa cada vez más son los cambios en los niveles del caudal del río, que impactan también sobre el nivel de las napas. En la explotación que está siendo considerada este factor provocó que durante el primer año se perdiera gran parte de la plantación dado que el caudal cayó de 650 a 300 mv/s, y algo similar ocurrió en el segundo año.
La producción de madera conlleva implícito un importante beneficio al capital de la sociedad: primero, permite un aprovechamiento de las islas, muchas de las cuales están totalmente abandonadas, y segundo, se hace un aporte a la recuperación del medioambiente debido a que se incrementa el stock de un recurso renovable (siempre respetando la pachamama).
Por último, varios productores calificaron de invalorable el aprendizaje adquirido en cada nueva experiencia, propio de un proceso que algunas veces es de prueba y error.
Fuente: Diario Río Negro