A las ya
conocidas ventajas que ofrecen las cortinas forestales contra el viento, se
suman el valor primario y el agregado que pueden obtenerse al industrializar la
madera.
Las cortinas forestales –si están correctamente diseñadas y ejecutadas– presentan efectos positivos dentro de los cuales se pueden señalar la reducción de daños por rameado y heladas tardías en fruticultura (temas tratados en la entrega del sábado pasado).
Dado que también
constituyen una fuente de recursos maderables se presentan como alternativa
para diversificar la estructura económica de la región del Alto Valle,
permitiendo así una reducción de los efectos adversos de un modelo basado en
monocultivo.
Potencial
Forestal
Hace menos de
una década, en sus mejores épocas, las cortinas forestales tenían un importante
impacto en la economía regional. A modo de referencia cabe destacar que
llegaron a ser responsables de la generación de valor agregado por un monto de
33 millones de dólares anuales.
Según un estudio
realizado por el Ing. Agr. Norberto Serventi, en el 2005 la superficie total
bajo riego de la Norpatagonia superaba las 170.000 hectáreas.
Teniendo en
cuenta los antecedentes históricos de la actividad y este potencial forestal
que presenta la zona, el Ing. Agr. Serventi realizó un análisis para tratar de
evaluar, a través de la proyección de un buen manejo de las mismas, cuánto
pueden llegar a generar en volumen de madera (mv), valor primario y valor
agregado 1.000 km de cortinas forestales. Para ello asume que 600 km
corresponden a cortinas dobles y 400 km a simples.
De acuerdo con
los resultados del análisis, con una extensión de 1.000 km de cortinas
forestales se pueden obtener 840.000 mv de madera en pie, cuyo valor primario
superaría los 17 millones de dólares. Pero ese volumen de madera tras sufrir
algún proceso de transformación genera un valor agregado del orden de los 72
millones de dólares (ver infogramas).
De acuerdo con
otro cálculo efectuado por el Ing. Ftal. Julio García, a partir de distintas
experiencias verificables en la región, un productor puede obtener de una
cortina forestal doble más de 18.000 pesos de ingresos.
Para llegar a
esta cifra cabe destacar que se asume que se emplean plantas de un año de las
variedades más adecuadas, dispuestas con un distanciamiento de 1,50 metros
entre plantas y tres entre fila. También se supone que durante los tres
primeros años se realiza un sencillo manejo de poda. De esta manera, al cabo de
unos 15 años y dependiendo de los sitios forestales, se pueden obtener unas 134
toneladas de madera cada 100 metros de cortina doble. Considerando un valor de
mercado de 140 pesos por tonelada de madera a valores actuales de mercado,
pueden significar ingresos a un productor por unos $18.000.
Ya que los
costos de implantación y poda son cubiertos por los Aportes No Reintegrables
del Estado Nacional a través de la ley 25080, a los que se puede acceder a
través de una presentación en forma directa del productor si la plantación
incluye menos de 8.000 plantas en cortina por año (10 hectáreas equivalentes),
o a través de un profesional inscripto en el registro de profesionales creado
por la ley, si las supera, la renta es neta.
Cortinas en el
sur
En toda la
Patagonia el viento puede convertirse en un factor limitante para algunas
actividades agrícolas. Para reducir su velocidad se conforman cortinas
cortaviento. De acuerdo con estudios realizados por P. Peri, éstas pueden
modificar variables microclimáticas como la temperatura, evapotranspiración y
humedad del suelo, con su consecuente efecto sobre los cultivos.
En el estudio
"Cortinas cortaviento en Patagonia Sur: Revisión del conocimiento
actual" de Peri, presentado en las Jornadas de Salicáceas en el 2011, se
destaca el rol de las mismas en la siembra del cultivo de alfalfa en los valles
de Santa Cruz. Esta actividad agrícola permite la producción de heno para
suplemento alimenticio invernal, principalmente del ganado ovino-bovino.
Los resultados de
una experiencia de producción de materia seca (kg MS/ha) de alfalfa variedad
Dawson bajo protección de una vez la altura de la cortina cortaviento y al
descampado, en la localidad de Gobernador Gregores, muestra que la protección
resultó un 66% mayor a la que no la tenía. La mayor diferencia se produjo en el
primer corte, obteniéndose 6.146 (kg MS/ha) contra 2.287 en el cultivo
desprotegido.
En otro estudio
se evaluó durante tres años (2007-2009) la producción promedio de forraje (kg
MS/ha) de cultivares de alfalfa para tres distancias de siembra desde la
cortina cortaviento. Los resultados del mismo evidencian que la implantación de
una cortina cortaviento promueve un aumento de la producción de la superficie
protegida, determinado por la disminución de la velocidad del viento.
En lo que
respecta a la distancia a la cual se debería plantar la próxima barrera
forestal, un experimento llevado a cabo por Peri en el 2006 establece que el
distanciamiento óptimo entre cortinas viene determinado por la combinación de
varios factores: la altura que alcanzará la misma, la velocidad media del
viento durante el período de floración y desarrollo de los frutos y
sensibilidad del cultivo al fenómeno. En el infograma adjunto pueden observarse
los resultados obtenidos para cortinas densas y la sensibilidad del cultivo de
cerezas al viento. Las diferencias indican la importancia de la planificación
en el diseño de cortinas cortaviento.
Fuente: Diario Río Negro