La gran ventaja de este tipo de plantaciones es la no dependencia de un
sistema de riego para su desarrollo.
Son muchos los factores
determinantes que juegan un rol clave en el éxito o fracaso de una explotación
forestal. La elección del turno, la densidad de la plantación y la selección de
la especie y el clon más adecuados son sólo algunos. Pero la definición de
estas variables está sujeta a parámetros iniciales que podrían considerarse
exógenos puesto que vienen dados por los caprichos de la naturaleza, como las
condiciones climáticas y edáficas del terreno. Tal vez sea éste el punto de
partida para la toma de decisiones, más si se tiene en cuenta que la tierra
apta para producción primaria y el agua se están convirtiendo en recursos
escasos, lo que obliga al hombre a hacer un aprovechamiento integral y
eficiente de los mismos.
En
este sentido, el método de plantación a raíz profunda es una herramienta que
consiste básicamente en introducir plantas a una profundidad tal que sus raíces
alcancen el nivel de la capa freática en el momento de menor caudal. De esta
manera es posible poner en producción terrenos aluviales de suelos no muy
fértiles pero con capas freáticas a profundidades accesibles.
En
las Jornadas Salicáceas 2011 realizadas en Neuquén el ingeniero de Montes
español José Luis García Caballero presentó un estudio en el cual destaca el
enorme potencial de esta técnica de plantación y describe brevemente la amplia
difusión que tiene en toda la cuenca hidrográfica del río Duero, que cubre más
de 78.000 km². De ésta, casi la totalidad se encuentra comprendida dentro de la
Comunidad Autónoma de Castilla y León. En esta zona existirían alrededor de
75.000 hectáreas destinadas a las salicáceas, de las cuales el 60% se encuentra
en manos de privados. En cuanto al método de implantación, el autor señala que
en el 77% (57.000 hectáreas) de la superficie de álamos de producción se
utiliza el de raíz profunda, en tanto que el restante 23% corresponde a
plantaciones de álamos a raíz superficial. Ahora bien, la técnica en cuestión
presenta ventajas y desventajas con respecto a la plantación superficial. Entre
las primeras se destacan la no dependencia de una infraestructura de riego y,
por ende, de la disponibilidad de agua (especialmente durante el verano), así
como también del mantenimiento de la misma por un lapso de tiempo que puede
oscilar entre los 12 y los 15 años.
Entre
los puntos negativos sobresale el mayor costo de implantación. En virtud de
estas características y otras (ver recuadro aparte), para García Caballero la
plantación profunda ofrece siempre mayor garantía de éxito.
Consideraciones
económicas
En
cualquier actividad económica el objetivo es el de maximizar el rendimiento
obtenido de la inversión. En el caso de la populicultura esto se lograría a
través de la producción de madera de calidad y teniendo en cuenta las
exigencias del sector industrial. García Caballero puntualiza que en el caso de
la cuenca del Duero se apunta a proveer materia prima adecuada para el
debobinado, para lo cual se requieren árboles de gran volumen sin defectos de
forma ni estructura que proporcionen madera poco densa y de color lo más blanco
posible.
En
su trabajo presenta resultados de una experiencia en la provincia de León
(España), de los cuales se desprende que la producción total (mv/ha) en una
plantación a raíz profunda es entre un 10 y un 20% superior a la obtenida en
una plantación a raíz normal con riego.
En
cuanto a los costos totales a final de turno, el estudio indica 1.900 euros por
hectárea en el caso de napa profunda contra 3.900 euros en el de raíz
superficial, es decir, una diferencia del orden del 50%. Consecuentemente,
García Caballero concluye que la rentabilidad de la plantación a raíz profunda
es superior a la superficial debido a la combinación de una mayor producción y
menores costos de explotación.
Fuente: Diario Río Negro